Miriam:
Estaba alucinada. Estas cosas no pasan todos los días- Pensé. Toni no dejó de sonreír ni un momento, y eso aumentaba mis ganas de irme inmediatamente a Londres. ¿Sabes las cosas que pueden pasar durante ese mes? Inimaginables. Las dos nos dirigimos hacia la puerta, con el dossier en mano y con una sonrisa de oreja a oreja. Cruzamos miradas, con unos ojos que reflejaban la ilusión de un nuevo comienzo, de una nueva dirección.
Paula dijo: ¡Espera Miri! ¿Cuándo será la próxima vez que nos veamos?
Le contesté que el Lunes me iba bien. Podíamos quedar para comprar todo lo que necesitemos. ¡Qué ganas, que ganas, que ganas!
Cada una tomó su camino para dirigirse a casa. Iba sola caminando por la calle, cuando de repente me encontré a un viejo amigo, Dani. Yo llevaba una cara de felicidad, que Dani me preguntó: ¿A que viene esa alegría tan efusiva?
Sonreí. Me toqué el pelo ya que se me había caído hacia la cara. Le fui contando por todo el camino lo que me había pasado, mientras él decidió acompañarme a casa.
¡Te enviaré un mensaje cuando estés en Londres! Es lo único que me dijo ya que yo entré al portal de mi casa. Aquel día acabó de una manera que no me esperaba, aún así, estaba más contenta que antes.
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